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En la especie canina, ¿es el milagro del nacimiento un “peligro oculto”?
Para nuestros amigos de cuatro patas, conocidos por su capacidad de dar a luz a varios cachorros a la vez, cada parto conlleva riesgos significativos que deben tenerse en cuenta.
En el mundo canino, dar a luz no siempre es un proceso sin complicaciones.
Un estudio realizado en 2007 reveló una verdad alarmante: la distocia, o parto difícil, no es rara en los perros. De las 1614 hembras estudiadas, el 13.7% de ellas, un porcentaje bastante significativo, experimentaron complicaciones durante el parto.
Las consecuencias de la distocia son graves. Un trabajo de parto prolongado puede provocar hipoxia en los cachorros, una condición caracterizada por la falta de oxígeno.
Esta privación de oxígeno desencadena una reacción en cadena en los recién nacidos, lo que lleva a una acidosis metabólica, una producción excesiva de ácido. ¿El resultado? Cachorros recién nacidos débiles, letárgicos y luchando por cada respiración que toman, una condición conocida como ortopnea.
Una vez más, los números hablan por sí mismos. En los casos de distocia, la tasa de mortalidad neonatal alcanza el 34.7%, en marcado contraste con el 10.7% de los casos de parto normal.
El mensaje es claro: para los criadores de perros, la gestión del parto siempre debe ser una prioridad absoluta.
Este blog tiene como objetivo resaltar los riesgos ocultos del nacimiento canino y el papel crucial de una gestión eficaz para garantizar la salud y supervivencia de nuestros queridos cachorros.

¿Podría la detección temprana de estos factores de riesgo ser la clave para lograr partos caninos más seguros?
La medicina veterinaria ha avanzado significativamente en este campo, y ahora tenemos una comprensión mucho mejor de los factores que pueden influir en la aparición de distocias.
El papel de la raza
En primer lugar, la raza juega un papel importante. Los bulldogs ingleses, los bulldogs franceses y razas similares, con su cabeza característica y su pelvis estrecha, tienen predisposición a tener distocias. Pero no son los únicos.
Los Scottish Terriers, los Chihuahuas y los English Bull Terriers también experimentan frecuentemente partos difíciles.
A veces, no solo se trata de la raza, sino también de la línea de cría.
Por ejemplo, algunas líneas de Labradores parecen ser propensas a la inercia uterina, una condición en la que el útero no se contrae durante el parto.
Si no tenemos en cuenta la línea de cría, podríamos pasar por alto información crucial para ayudar a estos perros específicos.
El papel del peso
En segundo lugar, el peso es un factor determinante. Los perros con sobrepeso tienen un mayor riesgo de presentar distocias durante el parto.
Y aunque se podría pensar que esto no es realmente un problema para los perros destinados a la reproducción, estudios sugieren lo contrario, con hasta un 20% de estos animales considerados con sobrepeso.
Otro error común es alimentar a las hembras reproductoras con una dieta alta en energía, como alimentos para cachorros, desde el comienzo del embarazo.
Es crucial recordar que los fetos ganan el 70% de su peso final durante los últimos 20 días de gestación.
Por lo tanto, la ingesta energética solo debe aumentar durante el último tercio del embarazo.
Comenzar una dieta alta en energía demasiado pronto puede resultar en una acumulación de grasa, lo cual puede tener un impacto negativo en la fuerza de las contracciones uterinas durante el parto.
Comprender y monitorear estos factores de riesgo puede mejorar significativamente la gestión del parto en perros, lo que lleva a partos más seguros y cachorros más saludables.

El impacto de la paridad y la edad en la distocia canina
En primer lugar, examinemos el factor de la paridad.
A menudo se asume que las madres primerizas, es decir, aquellas que dan a luz por primera vez, tienen un mayor riesgo.
Sin embargo, las investigaciones indican que este riesgo aumenta significativamente cuando las perras son apareadas por primera vez después de los 4 años de edad.
Por lo tanto, comenzar su trayectoria reproductiva antes puede contribuir a mitigar este riesgo.
Cesáreas previas y riesgo futuro
En segundo lugar, un historial de distocia no condena necesariamente a una perra a someterse a futuras cesáreas.
El útero puede recuperarse notablemente bien después de una cesárea, y si el procedimiento se realizó correctamente sin ninguna anomalía notable, generalmente no hay motivo para programar otra cesárea en el siguiente embarazo.

Por último, estoy firmemente a favor de determinar con precisión el tamaño de la camada en una perra gestante.
Este factor está estrechamente relacionado con la aparición de distocia.
Determinar el tamaño de la camada: el papel de las radiografías y ecografías
¿Existe una forma infalible de determinar con precisión el tamaño de una camada canina?
La respuesta: las radiografías… ¡pero todo se trata del momento adecuado!
Realizar radiografías antes de los 45 días de gestación no dará resultados confiables, ya que los esqueletos de los cachorros aún no están calcificados y, por lo tanto, no son visibles.
Para una visualización y evaluación óptimas, recomendamos radiografías a los 50 días después de la ovulación. Asegúrese siempre de tomar dos vistas diferentes, lateral y ventral, para una evaluación completa.
Y a diferencia de la creencia popular, las ecografías no son la mejor herramienta para determinar el tamaño de la camada.
Solo proporcionan secciones del abdomen, lo que puede llevar a perder un cachorro o contar dos veces al mismo en camadas grandes.
Si bien las ecografías son excelentes para evaluar la vitalidad fetal, solo proporcionan una estimación en cuanto al tamaño de la camada.
Desafíos únicos en el parto canino: el “síndrome del cachorro único” y la “hiperfetación”
Dos situaciones particulares requieren atención especial: el “síndrome del cachorro único” y la “hiperfetación”.
El primero se refiere a uno o dos cachorros en una perra de gran tamaño, lo que a menudo resulta en distocia, mortinatos y cesáreas debido a contracciones uterinas insuficientes.
En tales casos, se puede considerar una cesárea programada para optimizar la supervivencia neonatal, especialmente cuando el cachorro tiene un alto valor genético.
La “hiperfetación”, por otro lado, se refiere a camadas muy numerosas de más de 12 cachorros.
El útero “sobreestirado” tiene dificultades para contraerse adecuadamente durante el parto, lo que aumenta la probabilidad de mortinatos, especialmente entre los cachorros que son los últimos en ser expulsados.
Reconocer los riesgos potenciales antes del parto es crucial en las hembras reproductoras. Esta anticipación permite que su veterinario implemente la estrategia más efectiva para cada caso específico, mejorando considerablemente las posibilidades de supervivencia de los cachorros. ¿Lo mejor de todo? Como hemos explorado, la medicina veterinaria moderna nos ofrece métodos simples para lograrlo. Entonces, utilicemos estas herramientas para garantizar la salud y seguridad de nuestros queridos compañeros caninos y sus valiosas camadas.
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